Los amantes de Todos los Santos, de Juan Gabriel Vásquez


Paradójico: novelas colombianas recientes con ínfulas utramodernas, pop y qué sé yo qué más, como la que trata sobre un superhéroe (no voy a poner un adjetivo acá) o la que cuenta la historia de una bruja (no voy a poner un adjetivo acá) resultan (ahora sí) rancias, aburridas, intrascendentes, y viene a refrescar una quieta tarde de domingo esta colección de cuentos de Juan Gabriel Vásquez, que contiene no pocos rasgos clásicos, una prosa que se siente más del siglo XIX que de este XXI.

Siete historias extensas ambientadas en los campos de Bélgica, casi todas de triángulos amorosos que vienen a interrumpir la rutina de parejas establecidas –o que la interrumpieron años antes del momento de la narración–, con escenas de caza alrededor en varias de ellas, con un invierno permanente, donde actúan personajes maduros y hablan narradores ilustrados. Siete historias como para lectores inteligentes y exigentes. Es un libro... qué diría... profesional. Y eso se agradece después de leer tanto librito que se va a volver viejo en diez años o menos, que no se va a leer más allá de los círculos de amigos o de uno que otro incauto que se deja llevar por la recomendación de avisos de prensa o de entrevistitas de pregunta epidérmica y respuesta rápida. Aquí hay prosa, hay tensión, hay personajes reales.

Es permanente en estos relatos la rutina y el que llega para alterarla, también la reflexión que generan estos estados, estas presencias en los personajes. “ ‘Iba a dejarte’, le dijo Charlotte. Parecía convencida de que el mundo no se transformaría después de esas palabras, o de que ella sabría lidiar con la transformación” (p. 66). En estos relatos, en todos, vive “Esa rutina que se arma en una pareja de su edad, ese recorrido fijo e invariable de todas las noches” (p 78). Y además de personajes, en esas rutinas aparecen eventos: un suicidio (“El inquilino”), un accidente de caza (“Los amantes de Todos los Santos”), una enfermedad y un encuentro con el padre indelicado, así como una promesa de sexo entre dos que ya no están juntos (“En el café de la Repúblique”)...

No hay eventos climáticos aquí, puntos culminantes: lo que hay es tensión permanente, detalles, personajes que se encuentran en cualquier momento de la vida cuando la vida puede cambiar... como en los cuentos que se quedan en la memoria. Creo que ya puse que todos estos personajes están en su madurez. Todos podrían compartir al menos la última parte de este pensamiento del personaje narrador de “En el café de la République”: “En el cine, caminando por el canal Saint-Martin, durante el desayuno, ha empezado a acompañarme la probabilidad de estar muriendo de cáncer linfático. Me faltan algunos médicos por consultar, me falta recibir los resultados de un examen que será definitivo, pero ya he dejado de sentir que el tiempo me sobra” (p. 98). ¿Hay algo que defina con mayor precisión el estado de madurez que eso, dejar de sentir que el tiempo sobra?
Estas historias de gente madura envuelta en costumbres pétreas son de una exigencia máxima para el autor –como lo son las historias de medianía–. Hay apenas un Chejov, un Carver, un Cheever, un Ribeyro... Vásquez se está haciendo su hueco en esta tradición con este libro de relatos. Muy rápido voy a emprender sus novelas. Quedé antojado.


Juan Gabriel Vásquez, Los amantes de Todos los Santos, Bogotá, Alfaguara, 2008, 214 páginas.

Comentarios

Javier Moreno ha dicho que…
Varias personas me han recomendado este libro de Vásquez. Las mismas personas dicen que en sus novelas -posteriores a esta colección- se perdió.

Yo todavía no he leido nada. A ver cuándo le saco tiempo.

Buen comentario.
Mauricio ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mauricio ha dicho que…
yo diria que en este libro de cuentos el escritor muestra en cierto modo, una vision general de relaciones humanas, en particular, de relaciones de pareja a traves de los triangulos amorosos que expone o de las relaciones de amistad que se narran como bien comenta Camilo. Coincido con las personas que le comentaron a j. de que estos rasgos no aparecen de manera directa en sus novelas, no se si Vasquez mismo se disculpa de esta perdida debido a su obsesion entre la literatura y la historia. Este ultimo aspecto es algo que trata de explotar en las dos novelas que yo he leido, Los informantes e Historia secreta de Costaguana. Yo pienso que sus novelas presentan algo interesante para la reflexion de la actual situacion de Colombia, en particular, los hechos oscuros narrados en Los informantes asociados con las listas negras de los alemanes que huyeron de su pais natal en el periodo de la segunda guerra mundial
miquelet ha dicho que…
Buen libro para el verano europeo, en el que la ruptura de las rutinas cotidianas hace que los cambios de estado de ánimo sean acusados. Por eso viene bien un libro de cuentos, con historias para cada momento. Eso sí, deben coincidir las mejores con los peores estados de ánimo.

Salud.
Camilo Jiménez ha dicho que…
JAVIER: apenas salga de una incursión que quiero hacer en un par de escritores ingleses le voy a meter el diente a las novelas de Vásquez, al menos a Costaguana. Y ya veremos si coincido con MAURICIO, quien al parecer es un juicioso lector de Vásquez. Otro seguidor permanente del autor es LUCAZ, que acostumbraba pasar por aquí. Estoy esperando su comentario, y también esperando que haya leído esta colección de relatos a ver qué tiene para decir.

MIQUELET: la nieve, la lluvia, el frío, la espera están muy presentes en estos cuentos; quizá puedan establecer un buen contraste con la marcha veraniega en España. O quizá lo saquen de la tumbona a buscar otras piezas más cálidas. Nos cuenta cómo le va con la lectura, por favor.
Samuel Andrés Arias ha dicho que…
En 2005 la Revista Universidad de Antioquia publicó un dossier sobre Juan Gabriel Vásquez. Hasta entonces ningún texto de ficción de él. Recordaba una bella crónica que publicó en el inigualable número 0 de Gatopardo titulada A la cama con Shakespeare. A los pocos días de leer el dossier encontré Los amantes de todos los santos en los saldos de Tower records en Medellín. Si mal no recuerdo, compré el librito por cinco mil pesos.
En los siguientes días leí cada cuento como probando un postre distinto cada jornada. Son de esos que se quedan rondando durante semanas, meses o años enteros en los recodos del cerebro y que siempre vuelven. Así son, necesariamente, los buenos cuentos. Los demás se esfuman sin más.
Al poco tiempo leí Los informantes. La novela es buenísima, ya Camilo, supongo, la reseñará cuando la lea. Para mí es una de las mejores novelas colombianas de los últimos años. Costaguana... mmm... es distinta, pero bien, aguanta. Las anteriores, Persona y Alina suplicante no las he leído y prefiero no hacerlo (igual, no se consiguen).
Lo que sí es claro, es que, por supuesto, sus novelas son muy distintas de sus cuentos; pero ahí radica el encanto.
Precisamente sobre este asunto, sobre la magia deslumbrante que tiene el cuento sobre la novela, Juan Gabriel escribió un texto que fue publicado en el dossier que menciono y que pueden leer en la última entrada de mi blog "El cuaderno de Samuel".
PALA ha dicho que…
Camilo.
Soy visiante asiduo de esta casa, pero el pudor limita mis comentarios.
Hoy consigno que mi antojo por la obra de Vásquez nació con (..) Costaguana. Presiento, luego de leer tu reseña, que voy a engancharme.
Gracias y un abrazo.
Apelaez ha dicho que…
Llegué a leer a Vásquez porque había tenido un acercamiento al tema de los nazis en Colombia y su libro “Los informantes” sonaba bacano. El libro me entretuvo y era bastante fiel a la época. Para ser sincero, no me pareció una maravilla y en algunos apartes sentí que el autor era un pretencioso insoportable. Con cierta animadversión empecé la lectura de “Costaguana” y lo dejé a la mitad. El tema era genial y la introducción fenomenal, pero cada página que pasaba se volvía más y más aburrida; para ser precisos, se alargaba y se alargaba, como esos trabajos del Colegio que tenían que ser de mínimo tantas páginas. Voy a meterle la ficha al libro que recomienda a ver que tal.
Anónimo ha dicho que…
Hasta que le metiste el diente a JG Vasquez, permíteme insistirte en los cuentos de Michel Tournier, estoy seguro que te van a sobrecoger.
Camilo Jiménez ha dicho que…
La nota a la que alude SAMUEL ANDRÉS es muy bonita, ahí está en su blog (creo que por pudor no puso la dirección, pero aquí está):
http://elcuadernodesamuel.blogspot.com/

PALA: había visto un enlace a este blog en el tuyo, pero no sabía que fueras habitué de estas tierras. Un gusto que pasés por acá.

APELAEZ no es el primero que me habla de lo cargoso que se va volviendo JGV en sus novelas. Miraré por mi cuenta. Los relatos, al menos, me gustaron.

LUCAZ, los relatos de Tounier que me prestaste los tengo en fila, pero es que han aparecido unos conchudos que se han colado. Prometo mirarlos prontísimo. Veámonos, hombre.
Anónimo ha dicho que…
Camilo, me antojaste y releí los dos primeros, este finde termino los otros cuatro. Escribir es ser sutil dijo Zarraluki y Vásquez lo es en grado sumo, sugiere con elegancia decimonónica y muestra hasta que punto la rutina y el egoismo deterioran las relaciones familiares y de pareja.A su querido GGM le aprendió un manejo impecable del tiempo en la narración, casi siglo y medio en el primero y 30 horas en Los Amantes de Todos los Santos. No he leido persona peros sus otras 3 novelas son muy distintas a los cuentos y entre si. Nunca se le cae el tono ni deja cabo sin atar en sus abigarradas historias, sin duda el mejor de su generación hasta ahora. La semana entrante te llamo y nos vemos. Saludos.
Anónimo ha dicho que…
Ese libro de JGV es tal vez el más aburrido que se ha publicado en colombia en mis 20 años de vida adulta. Aburrido, aburridísimo. Y por lo tanto malo, malíiiiisimo. Queda completamente sin credibilidad el criterio del autor de este blog, si le parece que ese es un libro rescatable. Increíble también tanta gente 'seria' como javier moreno parándole bolas. Los que no lo hayan leído, léanlo: es árido, inútil, impostado, snob, arribista, idiota, como una mala película gringa de época (y fue publicado hace diez años, esta es una reedición).
JM Loos
Camilo Jiménez ha dicho que…
Loos: el hecho de que su apreciación sobre este libro sea distinta a la mía no me da pie para descalificarlo ni a usted ni a su opinión, simplemente son diferentes. Puse las mías en la entrada, si expusiera las suyas podríamos dialogar civilizadamente al respecto. Lo invito a dejar de argumentar con adjetivos y a exponer las razones por las cuales este libro le parece aburrido, etc.
Anónimo ha dicho que…
Carlos Vallejo
Mi teclado esta desconfigurado, disculparan los yerros gramaticos. Pues yo lei el cuento que le da titulo al libro, vaya contraste, en la zona de veraneo de Manizales. Recorde la sutileza de Greene. /Estaba impaciente y los cordones amarillos se balanceaban a ambos costados de sus botas./Delicias y mas delicias de esta laya encontre en el libro.